miércoles, 19 de mayo de 2010

Ramón Gallegos, primera parte

El encuentro con una visión holista, alternativa y trascendente de la realidad se remonta a mi infancia en California en los años sesentas. Nací en Baja California y pase mis primeros años viviendo un tiempo en Tijuana y otro en Los Ángeles, en la zona que fue la cuna de la contracultura mundial, origen de los hippies y punto de expansión de la filosofía oriental en occidente. Para muchos California representaba la sociedad futura, se decía que si querían saber como iba a ser el mundo en 50 años vieran como era California, una sociedad abierta a todo, donde la historia y el pasado importaban poco o nada y el interés estaba concentrado en el ahora, en el momento existencial en el que ocurrían las cosas. Fue en este lugar donde el materialismo, la razón y el ateísmo es decir la modernidad sufrieron quizás su primera critica significativa desde una posición tanto postmoderna como transmoderna. La contracultura de los sesentas rechazaba el materialismo y la modernidad y abogaba por un nuevo mundo mas humanizado que se reconectara nuevamente con la esencia ultima del kosmos, después de siglos de represión en occidente, el espíritu volvió a asomarse en los sesentas.


 

Este ambiente postmoderno y transmoderno al mismo tiempo marco una nueva época en la historia de occidente y fue muy importante para mi porque sintonizaba completamente con mis necesidades espirituales, desde niño sentía y me atraía fuertemente un anhelo natural de trascendencia espiritual, la contracultura era afín a este anhelo por lo que me sentía totalmente adaptado al movimiento, me sentía en mi mundo, un mundo que proclamaba amor y paz y la reconciliación de todos los seres humanos, asimile este mensaje y mi niñez fue una aventura maravillosa de espiritualidad libre en un ambiente lleno de significado sagrado.


 

Una serie muy profunda de experiencias espirituales infantiles habían aumentado mi interés por la espiritualidad aunque habían mermado mi salud física al grado que necesite asistencia medica, una noche llame a gritos a mi madre para que viniera a ver a un niño que me hablaba y me pedía que me fuera con el, mi madre me decía que no había nadie en la habitación pero yo insistía en la presencia de un niño que se iba elevando al cielo y me llamaba para que lo acompañara, mi madre me abrazo y me calmo, se quedo conmigo hasta que me dormí, a la mañana siguiente escuchamos llorar a la vecina, llego a nuestra casa y entonces supimos que durante la noche su pequeño hijo había muerto, mi madre quedo impactada. Ese y otros hechos similares hicieron que mi madre derramara sobre mi un cuidado muy especial, me atendiera y me hiciera sentir un niño amado, la visita tiempo después de una mujer que se anuncio como vidente redoblo los esfuerzos de mi madre por cuidarme y protegerme, el amor de las madres mexicanas por sus hijos es una característica muy valiosa de nuestra cultura y yo sentí el beneficio de ello.


 

No recuerdo cuando empezó mi anhelo espiritual, creo que nació conmigo porque no recuerdo una etapa en mi vida que no lo haya sentido, desde muy pequeño pensaba mucho en dios y dialogaba con el, me gustaba meditar, observar el cielo y las nubes, experimentar el silencio y el susurro del viento y entonces un sentido de bienaventuranza me abrazaba y me llenaba de alegría, sentía la presencia de lo divino, sentía una conexión con lo trascendente. Pero extrañamente aunque mi familia era católica e íbamos todos los domingos a misa y teníamos las imágenes cristianas habituales de todo hogar mexicano sentía una atracción muy grande por la espiritualidad oriental, la sentía muy natural, muy interesante y muy profunda, para mi era totalmente compatible con las enseñanzas originales de cristo hacia quien sentía una gran devoción, además ya se rumoraba que en sus años perdidos había estado en la India y Egipto en escuelas de misticismo. Estas experiencias infantiles hicieron que concibiera una relación natural entre la espiritualidad y el conocimiento del mundo, mi visión de las cosas quedo espiritualizada para siempre, físicamente vivía en la modernidad pero mi conciencia era transmoderna, sentia que sin espiritualidad no tenia nada, sin espiritualidad el mundo era un lugar sin sentido, afortunadamente para mi estaba creciendo en un ambiente contracultural que honraba la espiritualidad.


 

En los años sesentas en California broto por primera vez el interés por una nueva visión del mundo, por nuevos paradigmas del conocimiento y por una educación con rostro humano que no estandarizara a los seres humanos si no que les permitiera desarrollarse con libertad sobre la base de sus necesidades e intereses particulares. Un hecho clave que ayudo a la búsqueda de visiones alternativas del mundo fue el sufrimiento humano generado por la guerra de Vietnam que nos toco vivir de manera muy intensa, el gobierno de los Estados Unidos decidió entrar en la guerra pero nosotros los mexicanos pusimos muchos de los muertos, la cantidad de combatientes chicanos caídos en esta guerra fue enorme. En ese tiempo vivía en el este de los Ángeles con mi familia y en el vecindario chicano flotaba un ambiente de tragedia y dolor, no había una cuadra donde no hubieran perdido a alguien, era costumbre cuando alguien moría poner una bandera en las casas, estas simbolizaban la muerte y la perdida de lo que más amábamos lo que creaba una atmósfera de mayor sufrimiento, desconcierto y necesidad de respuestas existenciales y espirituales. Recuerdo la manera como se multiplicaron en esa época los lisiados, los suicidios y los locos. La gente clamaba por el fin de la guerra y este anhelo se reflejaba en la música de la época, muchas canciones hablaban sobre el fin de la guerra, la importancia del amor, la fraternidad universal, el sentido de la existencia, la necesidad de una meta espiritual o la naturaleza humana, como aquella que decía: "todos somos polvo en el viento".


 

En las universidades, principalmente en la de Berkeley y Los Angeles (UCLA), se genero un gran movimiento por la paz, por radio y televisión se escuchaban los reportes de las grandes manifestaciones pacifistas y sus reclamos por el fin de la guerra. Una de las bases militares más activas en ese tiempo era la base naval de San Diego, la autopista a los Ángeles que recorría frecuentemente pasaba a un lado de ella y uno podía ver los impresionantes portaviones nucleares de la marina norteamericana con sus grandes cañones y jets de combate, la imagen era tan sorprendente que parecía irreal, tanto esfuerzo humano invertido para construir una maquina para matar masivamente seres humanos, al lado de este despliegue militar de muerte estaba el despliegue humano por la vida y la espiritualidad de la contracultura, como un niño que estaba asimilando la visión de su mundo occidental me sentía sorprendido por estas dos visiones tan diferentes que cotidianamente me encontraba en lo publico y en lo privado. La guerra de Vietnam era un tema cotidiano en la escuela que los profesores comentaban con nosotros, este interés era alimentado cuando llegaban los cuerpos de combatientes chicanos muertos, siempre concluíamos en la necesidad de la paz y de un nuevo mundo. En este ambiente el lema "amor y paz" se convirtió en una símbolo de la época, el estar tan cerca del horror de la guerra hacia que este lema tuviera mucho sentido, la guerra impulsaba su contrario la paz, guerra y paz era algo que estaba en boca de todos, fue en este ambiente como en esa época escuche por primera vez el concepto de amor universal y broto la convicción profunda que sin espiritualidad no tenemos nada.

Una experiencia muy importante para mi fue mi encuentro cuándo era niño con la filosofía oriental que en ese tiempo tenia una gran presencia en California y que me hizo darme cuenta de las diferentes visiones del mundo que existían, crecí en un multiculturalismo que me enseño a ser abierto y comprender que existían diferentes formas de percibir la realidad. En California había gente de todo el mundo, era un lugar cosmopolita y me gustaba conocer niños y gente de diferentes países así como de diferentes religiones. Un día durante una visita al centro de los Ángeles caminando por las calles me encontré de frente con un grupo de cantantes krishnas, la experiencia era tan inusitada que me dejo pasmado, era algo tan diferente a todos mis referentes de realidad que era como si estuviera viendo por primera vez a seres extraterrestres, todos eran norteamericanos de piel blanca, el corte de su pelo solo con una pequeña trenza era rarísimo para mí, la marca en el entrecejo y la ropa oriental anaranjada completaban el cuadro, su música estaba llena de devoción religiosa y aunque yo no comprendía exactamente lo que significaba todo eso sentía que era un elemento mas de la diversidad cultural en la que vivía, el espectáculo le parecía tan interesante y novedoso a mi mente infantil que permanecí un buen rato observando sus cantos y bailes ante la mirada enfadada y escéptica pero siempre tolerante de mi madre, los seguí viendo y disfrutando por años del espectáculo que ofrecían. Después leí un poco sobre ellos y supe que Baktivedanta Swami Praupada, un hindú, acababa de fundar el movimiento mundial para la conciencia de Krishna en los Estados Unidos y que Krishna Había sido un personaje de la India milenaria, un Mesías, un profeta, una encarnación divina, alguien anterior a Jesús que finalmente también se le consideraba un dios o más bien la suprema personalidad de dios, la gran duda que dejo sembrado todo esto a mi mente infantil fue: ¿entonces Jesús no fue el único Mesías?. Mientras el cristianismo asume que solo ha habido una sola encarnación divina, el hinduismo acepta múltiples encarnaciones divinas, lo que le evita muchos problemas y le permite convivir pacíficamente.


 

    Como producto del espíritu de la época mi casa estaba llena de libros de filosofía oriental, literatura universal y política, la lectura de la novela de Herman Hesse Sidartha cuando tenia seis años y estaba en primero de primaria me introdujo al budismo que inmediatamente me fascinó, aunque obviamente no entendía todo lo que significaba me dejo un aroma, un mensaje, una orientación hacia lo trascendente que encajaba con algo dentro de mi. Unos años después leí el libro la "Filosofía Perenne" de Aldous Huxley lo que afirmo mas mi concepción de una espiritualidad universal abierta, la existencia de un núcleo original de enseñanzas espirituales que están en la base de las grandes religiones, este núcleo común se le conoce como Filosofía Perenne.


 

Subsecuentemente seguí leyendo sobre budismo y las imágenes del buda que algunos usaban en la contracultura se me hicieron familiares, el ambiente de California estaba lleno de filosofía oriental y el hecho de que algunos profesores universitarios y académicos de gran prestigio la respaldaran y recomendaran hizo que se diseminara rápidamente, también influyo la relación que establecieron los Beatles con el Maharishi Mages Yogui pues la Meditación Trascendental se propago con gran éxito y el interés por la filosofía oriental y el yoga en sus diferentes versiones creció como nunca. Académicos como Aldous Huxley, Huston Smith, Jacob Needleman, Ram Dass (Richard Alpert) etc, habian abrazado una visión de la realidad que incluía de manera central la espiritualidad oriental, ellos señalaban la valides de la experiencia espiritual y la necesidad de que occidente se abriera a la filosofía perenne, su mensaje era claramente una critica a la mente moderna que se caracteriza por ser totalmente antimetafisica, antiespiritual y antitrasendente. Especial impacto tuvo el activismo de un profesor de psicología de la Universidad de Harvard llamado Richard Alpert quien abandono la universidad se cambio de nombre, dejo las aulas universitarias y se dedico a difundir la filosofía oriental a través de una vida compasiva y de conocimiento transpersonal del Ser, este legendario profesor llego a conocerse mejor como Ram Dass, su influencia desde los sesentas hasta la fecha ha sido enorme.


 

También en esa época recibí la influencia de liderazgos políticos novedosos que surgieron en esa región tan creativa, especial importancia tuvo para nosotros el liderazgo de Cesar Chávez quien fundo los sindicatos de los trabajadores agrícolas mexicanos, que carecían de derechos laborales y humanos y eran explotados y discriminados por los empresarios estadounidenses, me sentía identificado con el movimiento chicano de la "raza" y su lucha por terminar con la discriminación que sufrían los mexicanos que vivían en California. En realidad había un movimiento histórico de resistencia cultural y política, muchos veían que California era mexicana pero estaba ocupada por los estadounidenses, la esperanza de que un día volvería a ser parte de México no se perdía a pesar de la indiferencia de las autoridades de Estados Unidos y de México, ya en el siglo XIX habían existido movimientos de resistencia, encabezados por caudillos que los angloamericanos habían descalificado como bandidos, no eran bandidos sino gente que quería defender a sus familias del despojo de sus tierras y propiedades. En los sesentas la comunidad chicana estaba olvidada por el gobierno mexicano, así que surgían liderazgos locales para luchar por los derechos de los mexicanos, así fue como Cesar Chávez llego a ser una figura muy representativa en ese tiempo que estimulo en mi el anhelo por la compasión universal, porque seguía el principio de "Ahimsa"o camino de la no violencia que había tomado de Ghandi, su política era la resistencia pacifica, el dialogo y la reconciliación, lo veía como un genuino Bodhisatva, como el Bodhisatva de la gente mexicana y concluía que estos seres espirituales elegían renacer principalmente en culturas oprimidas para aliviar el sufrimiento de la gente necesitada. Esta idea de que el Bodhisatva surge principalmente de entre la gente mas lastimada era reforzada por mi conocimiento en esos años de Martín Luther King y el Dalai Lama, que también eran lideres de comunidades oprimidas. La política de todos ellos era transpartidista, en su practica combinaban política con espiritualidad, esto era posible por el alto nivel de conciencia que poseían, lo que les permitía disolver conflictos, mantener el dialogo y propiciar la reconciliación. Cesar Chávez, Martín Luther King y Dalai Lama forjaron en aquellos años un nuevo paradigma de hacer política de un nivel tan genuino, honesto e integral que hoy es el modelo al que aspiramos para hacer realidad una sociedad sustentable.


 

Dentro de la opulencia económica de la región californiana donde uno podía ver cotidianamente autos Ferrari, Jaguar, Porche, Cadillac, Lincon, etc., de los muchos millonarios que existían también había lugar para encontrarse con la pobreza extrema y la desesperanza. A Tijuana llegaba una gran cantidad de emigrantes mexicanos del centro del país que buscaban cruzar la frontera para aliviar su situación económica, aunque era muy pequeño pude observar a gente que tenia días sin comer, gente sin dinero, totalmente desorientados, llenos de miedo que estaba en los limites de la subsistencia, muchos no tenían conocidos ni familiares y casi nadie de ellos sabia hablar ingles. Recuerdo los rostros de muchos de ellos llenos de miedo y mortificación, sentía mucha lastima y pena de verlos en esa situación, mi mente infantil fantaseaba que ese problema podría terminar si los millonarios que veía en los campos de golf dieran algo de su dinero. La gente mexicana en Tijuana era sumamente compasiva y siempre estaba ayudando a esta pobre gente, este es un dato que ahora me llama la atención, la actitud abierta, sincera y humana de la gente de Tijuana, ver la tolerancia y respeto por los emigrantes que paseaban por nuestras calles fue una gran enseñanza, nunca nadie protesto por eso, ni se les echaba la culpa por los problemas propios de Tijuana, se aceptaba y se ayudaba de buen corazón en la medida de las posibilidades de cada cual. Aprendí a ver la movilidad social como algo natural, el cambio, la adaptación y mirar al futuro era parte de la educación de los niños de la frontera, nuestra sociedad fronteriza no era estática, no estaba petrificada en el tiempo, no estábamos encadenados por tradiciones, me gustaba por abierta y trabajadora, la idea de llegar a ser mejores y progresar en todos los sentidos era visto como algo natural, algo deseable, algo bueno.


 

Una mañana de los sesentas me encontraba sentado con mi madre en la limpia y hermosa estación del tren en San Diego para viajar a Los Angeles, cuando de repente a mi lado se sentaron unos hipíes, eran afectuosos, amables y sencillos, me miraban con cortesía y bondad haciendo la señal con los dos dedos de "peace and love", vestían huaraches, pantalones de mezclilla y camisas psicodélicas, hablaban de música y sobre el sentido de la libertad, subimos todos al tren y nos sentamos muy cerca, lo suficiente para vernos y oírnos mutuamente durante todo el trayecto, ellos también me observaban constantemente con curiosidad, durante el viaje recordé los numerosos encuentros que había tenido con ellos a ambos lados de la frontera, en la avenida revolución en Tijuana, en el centro de Los Angeles y ahora en el tren en San Diego, estos encuentros siempre fueron positivos y me quede con una imagen muy agradable de ellos, eran gentes muy pacificas y amigables, casi todos eran anglosajones aunque también había chicanos y algunos mexicanos que se les habían unido. Por mi parte trataba de conocer mas sobre su búsqueda existencial y espiritual, de alguna manera sentía su enfado por la sociedad materialista y compartía su necesidad de una nueva visión del mundo, ese viaje junto a ellos combinado con el hermosos paisaje californiano fue una experiencia infantil extraordinariamente bella y espiritual que siempre ha recordado con gratitud. El movimiento hippie nos impacto a ambos lados de la frontera, fue un movimiento de resistencia sumamente creativo y original contra la sociedad de consumo y las preocupaciones puramente económicas de los gobiernos, en ese sentido la época actual es mas conservadora que los sesentas, en aquel tiempo los niños y jóvenes pensaban en ser libres y felices, hoy solo piensan en la profesión y el dinero que les va a redituar, no es que sean cosas contradictorias, pero sin libertad y felicidad es difícil ser un buen profesional y tener prosperidad económica honesta. El movimiento hippie se desgasto y termino, el consumo generalizado de drogas fue un factor negativo del movimiento que termino con la vida de muchos de ellos, lo que siguió en los setentas ya no tenia casi nada del movimiento original, los sesentas mostraron al mundo la necesidad de mirar al espíritu humano y humanizar la sociedad.

    

A fines de 1970 cuando estaba por cumplir once años mi familia emigro a Guadalajara, los horrores de la guerra de Vietnam habían hecho que mi madre tomara la decisión de cancelar nuestra emigración definitiva a Estados Unidos, tenia temor de que si continuaba nuestra naturalización estadounidense mis hermanos mayores fueran llamados a la guerra y en un futuro también yo, ella rechazaba totalmente la guerra y mas la idea de que sus hijos participaran, así que con estos años maravillosos de experiencia infantil contracultural californiana, viaje con mi familia por primera vez al centro de México, a Guadalajara, donde empezaría un nuevo capitulo de mi encuentro con la trascendencia y la base divina.

Ramón Gallegos, Guadalajara.

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